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sábado, 6 de noviembre de 2010

AGRESIÓN CANINA(escrito por Hernán Terranova)

El desarrollo y la corrección de la agresión canina.


~ Introducción
~ Períodos críticos de socialización
~ Factores influyentes en la agresión
~ Tipos de agresión
~ Previniendo la agresión
~ Perros adultos
~ Genes + medio ambiente = temperamento
~ Tratamiento


Introducción

La agresión canina es el problema de conducta más serio con el que se puede enfrentar un guía, y es altamente prevenible si entendemos los períodos de crecimiento canino y los factores que influyen en el desarrollo de la conducta agresiva.

El conocimiento de los períodos de crecimiento de los perros nos ayuda a entender la agresión canina. Los cachorros tienen una necesidad crítica por la socialización a partir de las tres semanas de vida, cuando pueden escuchar y ver, y hasta las 14 semanas. Es preferible adquirir el cachorro entre la sexta y séptima semana de vida para que una adecuada socialización se dé en su nuevo hogar. De la semana 8 a la 10 es el período del miedo, por lo tanto, el cachorro no debe ser disciplinado con fuerza y debe ser tratado gentilmente por adultos y niños.

En la semana 14 comienza el período juvenil  (la temida adolescencia) que termina cuando el cachorro alcanza la completa madurez sexual, por lo general, a los 14 o15 meses. Si el cachorro no ha sido socializado correctamente a las 14 semanas, podría ser que nunca sea confiable alrededor de gente u otros perros.

Cachorros criados en caniles donde reciben muy poco contacto humano pueden a menudo ser tímidos con la gente, particularmente si no fueron entregados a sus nuevos hogares antes de las 14 semanas, y pueden ser miedosos, especialmente bajo condiciones estresantes.

El proceso de la madurez sexual entre los perros se desarrolla entre los 6 y los 14 meses de edad. Durante este período, usualmente comienzan a ladrar a los extraños, se convierten en más protectores y los machos empiezan a levantar la pata para orinar. Presentarle a los extraños (adultos, niños, y otros perros) en su hogar durante este período es muy importante también, especialmente si han perdido la temprana socialización.

Factores influyentes en la agresión


Los factores genéticos y hereditarios juegan un papel muy importante en la agresión. Razas de protección como los Dobermans, Akitas y Rottweilers serán más agresivas que los Golden Retrievers y Labrador Retrievers. Los terriers fueron criados para matar pequeñas piezas, y todavía mantienen estas características.

El inbreeding (cría intra-sanguínea) puede crear temperamentos inestables, y las hormonas pueden contribuir con tendencias de agresividad en perros machos intactos (no castrados), hembras en celo o con pseudopreñez y hembras amamantando a sus cachorros.

Medio ambiente (condición de vida) – La falta de socialización, castigo excesivo, ser atacados o asustados por un perro agresivo, ser malcriados o haberles dado demasiadas caricias sin habérselas ganado, estar aislados del contacto humano o ser expuestos a niños que los maltratan, puede también despertar la agresión.

A diferencia de los humanos, los perros tienen un orden de jerarquías que determinan su estatus social, un orden jerárquico establecido y mantenido a través del lenguaje corporal. Algunos perros ocupan un estatus dominante o alfa y otros un estatus de bajo mando u omega.

Cuando los perros viven con gente, ven a los humanos como miembros de la manada y tratan de establecer su lugar en el orden social, retando a los miembros más sumisos de la familia, particularmente a los niños. Si los perros despliegan una postura dominante –como gruñir mientras protegen su plato de comida– y no son corregidos por esta conducta, han ganado un punto en cuanto a dominio, el cual crecerá sobre uno o todos los integrantes de la familia. Si estas posturas dominantes continúan sin ser corregidas, el perro, poco a poco, pero con seguridad, ganará mando sobre todos los integrantes de la familia.

Los sutiles signos de dominancia generalmente pasan desapercibidos hasta que el perro muerde al humano por infringir su autoridad o amenazar su posición de alfa.

El dueño malentiende el progreso de estas conductas y culpa al perro por haber mordido «sin tener una razón». A menudo, estos perros terminan en una perrera donde son sacrificados a causa del desentendimiento del desarrollo de la conducta agresiva.

Tipos de agresión


Hay diferentes tipos de agresión: defensiva -o inducida por miedo, dolor, o castigo-, dominante, posesiva, territorial, inter-sexual (macho a macho o hembra a hembra), depredadora, o en lactancia. Un perro puede exhibir más de un tipo de agresión.

Los perros agresivo-dominantes son caracterizados como confiados, seguros, «machos», «capos» o como se quiera llamarlos. Se paran sobre la punta de sus dedos, con sus orejas levantadas hacia adelante. Llevan su cola bien arriba, rígida y moviéndola lentamente de lado a lado. A menudo erizan los pelos, con mirada desafiante y emiten un bajo gruñido mostrando sus dientes. Ponen su pata por encima de otro perro, se montan a la pierna de la gente, o empujan a los chicos cuando pasan a través de una puerta.

Los perros agresivo-dominantes demandan continuamente la atención de sus dueños. Exigen salir, afecto excesivo, son posesivos con sus áreas para dormir y paran de comer si alguien se les aproxima. Muchos de estos perros no obedecerán órdenes, especialmente de extrema sumisión (como «down» o «espera»). Machos que levantan la pata en todo, hasta en sus propias pertenencias, aunque sus vejigas estén vacías.

Los perros agresivo-defensivos son mucho más ambivalentes en sus conductas. Despliegan un lenguaje corporal de sumisión (orejas para atrás, a menudo pegadas contra su cabeza; evitan las miradas directas; agachan su cabeza y cuerpo; meten la cola entre las patas; se orinan por sumisión), chupan las manos de sus dueños y se ponen patas arriba, exponiendo su panza. Por otro lado, se resisten a ser manoseados, odian que les toquen las patas, no les gusta que los cepillen, y son a veces tímidos a la mano humana. Éstos son los mordedores por miedo; tirarán a morder si se los arrincona y a veces tiran a morder a los que voltean y se alejan.

Previniendo la agresión


La meta principal es simple: Nunca permitir que el perro adquiera un estatus dominante sobre un adulto o niño. Si los perros siempre saben cuál es su jerarquía y nunca se les permite que desafíen a la gente, podrán ser excelentes miembros de la familia.

La primera regla para prevenir problemas es conseguir el cachorro y raza correcta para el dueño correcto. En otras palabras, el Rott o Akita no es la raza adecuada para una persona suave y débil o la persona estilo «macho» en búsqueda de un perro fuerte y agresivo. El Dálmata y el Retriever no encajan con un estilo de vida sedentaria. El Shetland o el Chihuahua no se sentirán cómodos con niños ruidosos y revoltosos, etc.

El dominante de la lechigada se hará rey y señor del hogar de un dueño sumiso y el cachorro tímido necesitará atención extra para ajustarse a un hogar activo.

El test de Campbell, hecho por un especialista, podría ayudar. El test incluye atracción social, seguimiento, retensión, dominio social y elevación dominante.

Para prevenir la agresión debemos incluir la temprana socialización. Se debe tratar a los cachorros con cuidado, especialmente hasta los 3 y 4 meses de edad. Se debe dejar que los niños y adultos les den de comer en sus manos y enseñarles a tomar la comida suavemente. No se les debe permitir que persigan a chicos o a personas que corren, que les salten a la gente, que monten las piernas o que gruñan por cualquier razón. Cuando los perros son agresivos, nunca deben recibir o ser parte de juegos brutos y agresivos, como por ejemplo los juegos de lucha.

A los cochorros nunca se los debe castigar físicamente cuando desarrollen conductas agresivas. En cambio, se les debe reprochar la conducta, evitar que repitan la acción agresiva, y enseñarles cómo deben modificar su conducta.

Si un cachorro muerde o salta sobre un chico, el chico debe hacerse cargo de la situación gritándole «NO» y, cruzando sus brazos, debe alejarse. A todos los cachorros les gusta jugar, si les negamos la diversión cuando se ponen brutos, aprenderán a jugar con más calma.
Una vez vacunados se los debe socializar con perros no agresivos para que aprendan a ser amigables.

Perros adultos


Los refuerzos con comida ayudan a entrenar a los cachorros, pero cuando los perros crecen, deben recibir alabanzas (por ejemplo, ¡muy bien!) como premio a conductas positivas y deben ser disciplinados cuando desarrollen conductas negativas. Los perros deben ganarse todo lo que reciben de sus dueños. Se los debe hacer sentar antes de recibir comida o caricias, antes de permitirles salir, antes de subir al auto, antes de ponerles el collar, etc. Estos ejercicios constantemente refuerzan la noción de que el dueño es el que manda.

Nunca se los debe dejar solos con niños, sin presencia de un adulto, especialmente con niños que no pertenecen a su hogar. Tenemos que enseñarles a nuestros niños los comandos básicos de obediencia («junto», «sit», etc.) para que puedan tener cierto tipo de control sobre el can.

Los perros no deben recibir caricias continuamente, especialmente sin hacer nada. Las caricias excesivas elevan el estatus social del perro y les transmiten mensajes equivocados.

Neutralizando sexualmente a su macho no resolverá el problema, pero ayudará a prevenir peleas entre machos, particularmente cuando son realizadas antes de que el cachorro alcance la madurez sexual.

Finalmente, la prevención de la agresión requiere que el dueño gane cada confrontación que tenga con el perro. Si el perro gana un encuentro, gruñéndonos cuando intentamos sacarlo del sofá o sacarle un juguete o acercarnos a su plato de comida, entenderá que puede tomar el próximo paso en su intento de tomar el control.

Genes + medio ambiente =  temperamento


Por favor recuerde esto: ¡Una vez que un perro dominante-agresivo ha alcanzado un estatus de dominio, el castigo no deberá ser usado como forma de corrección!

El entrenador que castigue a estos animales podría convertirlos en animales agresivos por sumisión o agresivos por defensa. El perro quizás obedezca a esa persona por miedo, pero nunca podrá ser confiable con otra gente, inclusive con miembros de la familia. Lo máximo que podrán lograr es reducir la frecuencia y la severidad de los actos agresivos.

Con perros mordedores, la eutanasia es por lo general la forma más «amable» de terminar con la agresión. Los animales mordedores muchas veces van de hogar en hogar y llevan una vida de miedo y severo castigo inhumano.

Tratamiento


El tratamiento de las conductas agresivas será mejor manejado por un especialista en conducta o un instructor respetable y con mucha experiencia.  Hay mucha gente que dice ser especialista en conducta canina pero sus formas no lo demuestran. Muchas veces usan métodos brutales y sádicos como «colgarlos» y también «shoquearlos» con collares electrónicos para tratar la agresión. El uso de la fuerza excesiva y el castigo son sus herramientas principales.

Sin embargo, el tratamiento consiste en poder hacer una lista de todas las cosas que provocan la agresión y evitar que estas situaciones se desarrollen. Por ejemplo, si el perro gruñe cuando tratamos de bajarlo del sillón, no debemos permitir que se suba al sillón. El primer impulso es minimizar el contacto entre el perro agresivo y la persona que es afectada por la agresión. Sin embargo, este esquema solo estimula al perro a ser más dominante y fortalece su control sobre toda la familia. Por esto, el individuo que más problemas tiene con el perro debe convertirse en el mayor proveedor del animal, manejar su agua, comida, ejercicio, afecto, y todas las actividades de juego. Esta persona debe ser capaz de entrenarlo con las órdenes básicas como sit, quedate, aquí, y down. Seguramente necesitará ayuda con el down (el cual pone al perro en una posición de sumisión) para evitar ser mordido. Todos los demás miembros de la familia deben ignorar por completo al perro, no darle comida ni afecto. El perro debe ver a esa persona como su único proveedor de todas sus necesidades. El perro debe ser premiado ante cualquier signo de sumisión, como por ejemplo: poner las orejas para atrás, mirar para otro lado (evitar contacto con la vista), ponerse patas para arriba, chupar, arrastrarse, o agachar la cabeza cuando se los va a tocar. Debemos imponerle al perro nuestra actitud dominante (no más allá de lo que el perro tolera) y usarla con frecuencia, premiando la sumisión con algún delicioso bocado. El perro debe ganárselo. Una vez que el perro comienza a responder, se puede empezar con el contra-condicionamiento, sólo si es efectuado por un especialista en conducta. El contra-condicionamiento consiste en, por ejemplo, trabajar con un perro que no le gusta que le toquen las patas, también se lo conoce como desensibilizar al perro en cuanto a ciertos estímulos (en este caso negativos) o condiciones.

Conclusión

Los perros agresivos pueden ser re-entrenados bajo las circunstancias adecuadas. El estudio sobre las conductas agresivas nos ayudará a comprender su comportamiento y cómo manejarlos sin mayores problemas y nos permitirá aprovechar perros que, de otra manera, son descartados. Igualmente, antes de comenzar con el programa para corregir la agresión, debemos tener en cuenta que estos animales quizás nunca lleguen a ser confiables alrededor de gente mayor o niños y muerdan si son provocados.

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